V.S 34 años - FIV
Mi marido y yo llevábamos más de dos años buscando a nuestro bebé. Después de múltiples pruebas, nos detectaron un problema de esterilidad. A mí me diagnosticaron un hidrosalpinx en la trompa izquierda, la cual tuvo que ser extirpada, y un útero septo que requirió una segunda operación. En el caso de mi marido, el diagnóstico fue teratozoespermia severa. Con este cuadro, nos recomendaron un tratamiento de fecundación in vitro.
Realizamos el primer ciclo, con mucha ilusión y con esa creencia que tienen muchas parejas estériles que la ciencia va a ser la solución milagrosa a todos sus problemas. No fue así. Los dos embriones que me transfirieron no consiguieron implantarse y eso nos dejó desamparados. Conseguimos vitrificar un blastocisto de buena calidad pero yo en ese momento no estaba preparada, ni física, ni mentalmente para acogerlo. Rebuscando, encontré varios estudios que relacionaban la práctica de la acupuntura con una mejora de las tasas de éxito en los tratamientos de reproducción asistida.
No lo dudé ni un segundo y tuve la gran suerte de encontrar a Sara.
Desde el primer momento, se mostró empática y esperanzada con nuestro caso. Al ver mi estado físico y mental, decidimos que lo primero era centrarnos en conseguir sentirme mejor, en reequilibrar mi cuerpo antes de focalizarnos demasiado pronto en nuestro siguiente intento de FIV. Me recomendó una serie de hierbas chinas y una dieta sana con el fin de mejorar mi estado físico, todo acompañado de una sesión semanal de acupuntura. Empecé a notar los efectos a las pocas semanas, con mi primera menstruación después de iniciar el tratamiento.
Desde que dejé los anticonceptivos, siempre había tenido reglas muy dolorosas, acompañadas de vómitos y náuseas. Pero esa fue diferente: apenas la noté. Y lo mismo con las siguientes.
Cada semana que pasaba me sentía mejor, más fuerte, más preparada, más tranquila. La dieta me sentaba fenomenal. Y llego el día, 3 meses después de iniciar el tratamiento con Sara, en el que las dos consideramos que estaba preparada para mi pingüinito. Mi útero estaba listo para acogerlo. Me sentí muy diferente a la vez anterior: la betaespera fue más serena, sin sobresaltos ni demasiados nervios. Las sesiones de acupuntura con Sara me ayudaron. Y llego el día del resultado: BETA POSITIVA. Estamos embarazados. Todavía nos cuesta creerlo. Y mi marido y yo estamos plenamente convencidos que Sara ha sido una parte muy importante de este positivo. Estamos convencidos que sin ella, el resultado habría sido distinto.
Todavía nos queda un camino hasta poder conocer a nuestro hijo, pero Sara estará ahí para acompañarnos y ayudarnos a estar serenos para recibir a nuestro pequeño. Nunca podremos darte las gracias lo suficiente por ayudarnos a conseguir nuestro sueño de poder ser padres.
En la vida, te cruzas con gente que marcan tu vida para siempre. Tú has marcado las nuestras.
Gracias de corazón.