M.V 33 años - Endometriosis & Baja reserva ovárica
Desde el primer mes que empezamos a buscar quedarnos embarazados comenzó nuestro particular "via crucis": Sangrados entre reglas que jamás antes había tenido, un quiste adherido al ovario, … Pasaban los meses y el embarazo no llegaba. En febrero me encontraron otro nuevo quiste, esta vez con probabilidad de ser cancerígeno, por lo que decidieron operar. Si no eran pocos los impedimentos que encontrábamos por el camino, llegaron los resultados de las pruebas de fertilidad.
Mi reserva ovárica correspondía a una mujer de 45 años (tenía 33) Había que recurrir a un FIV y las probabilidades para quedarme embarazada con mis propios óvulos eran casi nulas. El tratamiento debía empezar cuanto antes.
Yo, que desde que tengo uso de razón, había querido ser madre, de repente me decían que ese sueño era imposible.
El mundo se paralizó para mi.
Era como una pesadilla y no entendía como esto me podía pasar a mi. Pero había que mirar hacia adelante.
Una vez realizada la operación y descartando que el quiste era cancerígeno, decidimos empezar el tratamiento FIV en la siguiente regla. Para calmar mi ansiedad nos recomendaron la acupuntura. Harta de tantos médicos y hospitales decidí acudir a Sara. Y ella cambió mi vida.
Desde la primera visita, mi ansiedad y tristeza fue desapareciendo poco a poco. Soy una persona que necesita tenerlo todo planificado, sin dejar nada al azar (aspectos de una personalidad nada compatibles con un proceso FIV) Pero mientras que los médicos nos decían que lo único que podíamos hacer era esperar a que la ciencia lograra lo que casi era un milagro, Sara puso en mi mano aspectos que favorecían este proceso.
Del "solo puedes esperar" de la ciencia, pase al "tu puedes hacer algo para conseguirlo" de Sara. Y eso, para mí, fue un chute de energía. Cambié radicalmente mi alimentación, comencé a practicar yoga y aprendí a escuchar más a mi cuerpo. Llegó la siguiente regla y con ella el proceso FIV.
"Medicación de caballo" (palabras exactas de mi médico) sin ningún síntoma en mi cuerpo y las buenas noticias empezaron a aflorar poco a poco. Dos óvulos reaccionaron a la medicación, y de ahí embriones de tan buena calidad que sólo me transfirieron uno. Los médicos estaban tan sorprendidos como nosotros.
A los 15 días de la transferencia llegaron las mejores noticias. ESTABA EMBARAZADA! El destino quiso que recibiera esta noticia 15 min más tarde de salir de una visita en la seguridad social para probar el tratamiento si no saliese bien en la clínica privada. Las palabras del médico no pudieron ser más rotundas: era imposible que con mis resultados pudiera quedarme embarazada con mis propios óvulos.
Pues bien, hoy puedo decir, que nada es imposible si no que debemos tener la posibilidad de luchar por lo que queremos.
Gracias Sara por ayudarnos a conseguir nuestro sueño.